La música tiene un papel fundamental en la Educación
Infantil, es muy importante inculcársela a los alumnos desde que nacen. Es de
vital importancia ya que a través de la expresión musical, conseguimos motivar
a nuestros alumnos y los ayudamos en su formación integral, tanto en el aspecto
cognitivo, afectivo, motor y social.
La expresión musical forma una
experiencia globalizadora ya que permite trabajar de forma lúdica contenidos de
diversas áreas y los planos afectivo, físico y social.
El
origen del sentido rítmico aparece en la experiencia prenatal del ritmo
cardiaco de la madre y ésta determinaría el comportamiento infantil sobre
respuestas que se manifestarían en lo que en educación musical llamamos
vivencia del pulso.
A continuación explicamos en un breve resumen el desarrollo del niño desde los 0 a los 6 años:
Desde los 6 a los 12
meses aproximadamente, el bebé responde a la música y a cualquier otra
estimulación acústica, cambiando su posición y modificando su estado de reposo
habitual.
Desde
los 12 a los 18 meses aproximadamente, el bebé reacciona rítmicamente a la
música con una actividad total de su cuerpo a la vez que comienza el canto
espontáneo de sílabas e imita las canciones que escucha, tarareándolas
“desafinadamente”.
A partir de los dos años, comienzan a cantar, percutir y moverse, descubriendo
el sentido rítmico. También, empieza a sentir curiosidad por los instrumentos y
estos les sirven de estímulo para el canto. A partir de los dos años y medio
empieza a distinguir la música del ruido y se familiariza con canciones
sencillas.
Y, por último, de los 3 a los 6 años, el niño ya es capaz de reproducir
canciones infantiles enteras, siente mayor curiosidad por objetos de percusión,
la flauta y el piano, sincroniza los movimientos de los pies y de las manos al
ritmo de la música, confunde la intensidad con la velocidad y disfruta con las
actividades musicales.
A
los 6 años aproximadamente, inicia la creatividad musical, entona con precisión
los tonos entre do y fa y empieza a sentir interés por ejercicios de
concentración rítmica y sonora.
Para trabajar la expresión musical y que el niño se
desarrolle de la mejor manera posible, necesitamos unos recursos como:
Canciones que despierten su interés
y que sean adaptadas a su edad. Realizar juegos con la canción, propiciar un
ambiente relajante, cantar la canción completa, enseñar
frases completas sin cortar la
estrofa y sin entonación y una vez aprendida, se enseña la canción entonada.
Los instrumentos, nuestro primer
instrumento del que disponemos para expresarnos y, quizá el más importante es el
propio cuerpo. Con el cuerpo, los niños disfrutan utilizándolo como
instrumentos de percusión a través de: pitos (chasquidos producidos por los
dedos), palmas (golpeando una mano sobre la otra), rodillas (percutir con las
manos sobre los muslos, pies (golpeándolo contra el suelo). Además disponemos
instrumentos rudimentarios a los objetos del entorno, instrumentos
confeccionados y a los instrumentos clásicos conocidos y clasificados como los
de viento, cuerda y percusión.
La danza ya que a través de ella conseguiremos
una mejor interiorización del ritmo, movimientos de eje corporal, etc.
La audición, la música es más fácil
y rítmica si es cantada, pudiendo acompañarse de imágenes visuales. Para que la
audición sea exitosa, deberá de fomentarse un ambiente que transmita reposo y
tranquilidad, luego podrá representarse a través del cuerpo y utilizando
diversas técnicas: rápido, lento, alegre…
Publicado por Pedro Jesús López.