domingo, 19 de abril de 2015

Desarrollo musical de los niños en educación infantil.

La música tiene un papel fundamental en la Educación Infantil, es muy importante inculcársela a los alumnos desde que nacen. Es de vital importancia ya que a través de la expresión musical, conseguimos motivar a nuestros alumnos y los ayudamos en su formación integral, tanto en el aspecto cognitivo, afectivo, motor y social.

La expresión musical forma una experiencia globalizadora ya que permite trabajar de forma lúdica contenidos de diversas áreas y los planos afectivo, físico y social.
El origen del sentido rítmico aparece en la experiencia prenatal del ritmo cardiaco de la madre y ésta determinaría el comportamiento infantil sobre respuestas que se manifestarían en lo que en educación musical llamamos vivencia del pulso. 
A continuación explicamos en un breve resumen el desarrollo del niño desde los 0 a los 6 años:
Desde los 6 a los 12 meses aproximadamente, el bebé responde a la música y a cualquier otra estimulación acústica, cambiando su posición y modificando su estado de reposo habitual.
Desde los 12 a los 18 meses aproximadamente, el bebé reacciona rítmicamente a la música con una actividad total de su cuerpo a la vez que comienza el canto espontáneo de sílabas e imita las canciones que escucha, tarareándolas “desafinadamente”.
A partir de los dos años, comienzan a cantar, percutir y moverse, descubriendo el sentido rítmico. También, empieza a sentir curiosidad por los instrumentos y estos les sirven de estímulo para el canto. A partir de los dos años y medio empieza a distinguir la música del ruido y se familiariza con canciones sencillas.
Y, por último, de los 3 a los 6 años, el niño ya es capaz de reproducir canciones infantiles enteras, siente mayor curiosidad por objetos de percusión, la flauta y el piano, sincroniza los movimientos de los pies y de las manos al ritmo de la música, confunde la intensidad con la velocidad y disfruta con las actividades musicales.
A los 6 años aproximadamente, inicia la creatividad musical, entona con precisión los tonos entre do y fa y empieza a sentir interés por ejercicios de concentración rítmica y sonora.
Para trabajar la expresión musical y que el niño se desarrolle de la mejor manera posible, necesitamos unos recursos como:
Canciones que despierten su interés y que sean adaptadas a su edad. Realizar juegos con la canción, propiciar un ambiente relajante, cantar la canción completa, enseñar
frases completas sin cortar la estrofa y sin entonación y una vez aprendida, se enseña la canción entonada.
Los instrumentos, nuestro primer instrumento del que disponemos para expresarnos y, quizá el más importante es el propio cuerpo. Con el cuerpo, los niños disfrutan utilizándolo como instrumentos de percusión a través de: pitos (chasquidos producidos por los dedos), palmas (golpeando una mano sobre la otra), rodillas (percutir con las manos sobre los muslos, pies (golpeándolo contra el suelo). Además disponemos instrumentos rudimentarios a los objetos del entorno, instrumentos confeccionados y a los instrumentos clásicos conocidos y clasificados como los de viento, cuerda y percusión.
La danza ya que a través de ella conseguiremos una mejor interiorización del ritmo, movimientos de eje corporal, etc.

La audición, la música es más fácil y rítmica si es cantada, pudiendo acompañarse de imágenes visuales. Para que la audición sea exitosa, deberá de fomentarse un ambiente que transmita reposo y tranquilidad, luego podrá representarse a través del cuerpo y utilizando diversas técnicas: rápido, lento, alegre…


Publicado por Pedro Jesús López.

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